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4 diciembre, 2025Compartimos esta entrevista con Ignacio Ochoa Garrido, primer presidente de la nueva Sociedad Española de Sistemas Microfiosológicos y Organ-on-Chip (SESMOcC)
Esta semana ha nacido en Zaragoza la Sociedad Española de Sistemas Microfiosológicos y Organ-on-Chip (SESMOcC), liderada por investigadores del I3A (Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón) y del IIS Aragón (Instituto de Investigación Sanitaria Aragón), que tiene por objetivo potenciar la “visibilidad, desarrollo y consolidación” de estas tecnologías. Para conocer un poco más acerca de ellas y el origen y futuro de la nueva Sociedad, hemos hablado con su presidente, Ignacio Ochoa Garrido, investigador principal del grupo de Microentorno Tisular de los citados I3A e IIS Aragón y profesor en el Departamento de Anatomía e Histología Humanas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza.
¿Cómo surge la SESMOcC?
Esta es una tecnología que en realidad ya lleva bastantes años. El pistoletazo de salida de darse a conocer más internacionalmente fue por el 2010, y en 2015 se puso en marcha un proyecto de la Unión Europea que nos financió tanto a nosotros, el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, como a otros grupos para crear la hoja de ruta del Organ-on-a-Chip en Europa. Con este proyecto se generó la sociedad europea, y luego, viendo que desde hace tres o cuatro años había cada vez más gente involucrada en esta tecnología en España, empezamos a valorar la posibilidad de montar la sociedad española. El año pasado ya vimos que la sociedad estaba madura, y que había el número de grupos suficiente como para lanzarnos a crearla.
¿En qué consisten exactamente los Organ-on-a-Chip?
Es una tecnología que pretende reemplazar a los modelos preclínicos clásicos. Toda la vida hemos estado pensando que para desarrollar un medicamento había que hacer unas pruebas en el laboratorio con cultivos celulares básicos, lo que se denomina placa de petri. Luego había que pasar a los modelos, hasta llegar a los pacientes. Ese es el modelo clásico, que ha funcionado muy bien durante décadas, pero ahora se está viendo que cada vez cuesta más desarrollar un fármaco, tanto a nivel económico como de tiempo, porque la capacidad predictiva de estos modelos es muy limitada. Lo que estamos haciendo es tratar de recrear mejor los tejidos del cuerpo humano, ordenando las células y aplicando los estímulos tanto físicos como químicos que se producen en el cuerpo para que las células se comporten de la misma manera que como lo hacen con los pacientes.
En el comunicado hablabais de que uno de vuestros objetivos es dotar al sector de “mayor credibilidad”. ¿A qué os referís exactamente?
A que cuando nosotros obtenemos unos resultados, todavía tenemos que validarlos con ensayos clínicos, con los pacientes. Eso es lo que pretendemos, generar cada vez más modelos que se puedan comparar con la literatura y con los pacientes para dar mayor credibilidad a la tecnología y que poco a poco pueda ir reemplazando a la experimentación animal.
Con respecto a la experimentación animal, hablabais precisamente de hacer una investigación más “ética”… ¿hay mucha mayor concienciación sobre esto actualmente?
La sociedad debe saber que cuando se utilizan modelos animales no es por capricho, ni porque los investigadores seamos malas personas. Es porque hasta ahora no había alternativas, la única manera de predecir el comportamiento de algunos fármacos o de ver su eficacia era utilizando modelos animales. Pero poco a poco, como seres humanos conscientes que somos, y sabiendo que ya se puede reemplazar a través de nuevas herramientas, tenemos la obligación moral de hacerlo. Debemos aprovechar las herramientas para reducir al máximo la experimentación animal y sustituirla por modelos que, además de ser más éticos, también son más predictivos y capaces de detectar lo que va a ocurrir en los pacientes.
¿Cuáles son los objetivos más inmediatos que os habéis marcado?
Lo primero es tratar de generar comunidad. Estamos muy contentos de haber llegado a tener 100 personas entre investigadores y empresas en la primera jornada de la Sociedad, pero creemos que puede haber todavía más gente que trabaje en estas tecnologías o que pueda empezar a estar interesada. Queremos captar su atención a través de seminarios online, foros de noticias, nwesletters… donde vayamos explicándole a la gente cuáles son las ventajas de esta tecnología y las oportunidades de investigación, financiación y emprendimiento que generan. Una de las cosas de las que estamos más contentos es que había ya tres empresas biotecnológicas españolas en el Congreso. También queremos reforzar el tema de la formación a las nuevas generaciones en una tecnología que cada vez es más común en los laboratorios. Y, poco a poco, empezar a hablar con agentes reguladores, políticos y el sector industrial.
¿En qué punto está España a nivel europeo?
Yo creo que a nivel científico podemos decir que vamos bastante avanzados, y que estamos en una posición de cabeza compitiendo con Suiza, Inglaterra, Francia, Italia, Países Bajos… en número de empresas y financiación un poco más limitados, todavía podemos mejorar. Hay países, como Países Bajos, que han invertido más de 20 millones de euros en formar a los investigadores del futuro, y eso en España todavía no lo hemos conseguido. Tenemos que hacer ver a los políticos y a la sociedad española que esto es una apuesta de futuro por la transición hacia una investigación más ética, hacia una mejora en la predicción del desarrollo de nuevos fármacos que los harán mucho más seguros, rápidos y baratos. Esto está avalado por Europa, así lo marcan las nuevas tendencias y proyectos que está generando la Comisión Europea, que está poniendo a estas tecnologías en el punto de mira de las nuevas fuentes de financiación.
En cuanto a la formación, ¿por donde habría que empezar?
La ventaja que tiene esta tecnología es que no es una cosa única de un sector, sino una manera de afrontar un problema que se puede abordar desde muchos ámbitos. Es muy multidisciplinar, aquí todo el mundo tiene cabida, todos pueden aportar. Pueden venir de la ingeniería biomédica, de la biología, de la ingeniería mecánica, de las matemáticas… Ya hay diferentes posgrados que tienen algunas asignaturas más o menos dispersas, pero una de las cosas que nos gustaría plantear a medio o largo plazo es la creación de un máster oficial. Ya lo estamos valorando, y planteando si sería de una única universidad o mixto, porque lo que sí que tenemos claro es que sería importante formar a un número grande.
¿Cuál es el futuro y el techo de esta tecnología?
El techo es el infinito. Ahora mismo vamos simulando pequeñas funciones de órganos, pero estamos evolucionando hacia generar mucho más datos, hacerlos cada vez más complejos y combinarlos entre ellos y con la inteligencia artificial. Ha venido para quedarse.
Fuente: ConSalud.es




