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8 septiembre, 2025María Pilar Astier-Peña es uno de los tres facultativos que aspira a liderar este organismo, que agrupa a más de 500.000 profesionales de 111 países y 133 sociedades científicas. Compartimos esta entrevista en Heraldo de Aragón.
Desde su consulta en el centro de salud Universitas de la capital aragonesa, la zaragozana María Pilar Astier-Peña habla por igual de la medicina de familia en el ámbito mundial y de aquella que practica en el día a día en primera línea. Conoce bien el sistema sanitario desde ambas perspectivas y aspira a convertirse en la primera presidenta española de la Organización Mundial de Médicos de Familia (Wonca, por sus singlas en inglés), un gran ente que agrupa a más de 500.000 facultativos de 111 países y 133 sociedades científicas.
Se formó en la facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza y es especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, Medicina Preventiva y Salud Pública. Tiene experiencia como gestora de hospitales públicos y de su trayectoria destaca su paso por los centros de salud de San Pablo, Santa Engracia, La Jota, Caspe, Tauste y Novillas. Como miembro de la Sociedad Española de Médicos de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) lleva desde 2016 vinculada a la organización internacional, en la que actualmente es la persona de enlace con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
¿Qué le lleva a presentarse para liderar esta organización?
Me presento porque creo que la medicina de familia es esencial para la salud de las personas de todo el planeta y también para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios en el mundo. El objetivo tres de desarrollo sostenible de la ONU propone que todo ciudadano tenga una vida sana que no le suponga un menoscabo económico y que se garantice una cobertura sanitaria universal, algo que se consigue con sistemas de atención primaria fuertes. Tenemos evidencias científicas de ello. Un estudio noruego de 2022 demuestra que la continuidad de atención con un médico de familia mejora la supervivencia de las personas en un 30% y reduce las hospitalizaciones y las atenciones en urgencias. Este es un argumento sólido para convencer a gobiernos y organismos internacionales de la importancia de fortalecer esta especialidad dentro de la atención primaria. Es la mejor garantía para conseguir una salud para todos en los años venideros. También me impulsa mi propia experiencia de trabajar en redes internacionales y de compartir experiencias y apoyar a los países que más lo necesitan para marcar esa diferencia en la salud de las poblaciones. Quiero aportar el perfil de una médica de familia de primera línea, dispuesta a escuchar e integrar y a dar visibilidad a nuestro trabajo. Mi lema de campaña es ‘Compromiso global arraigado en la comunidad’.
«Un estudio noruego de 2022 demuestra que la continuidad de atención con un médico de familia mejora la supervivencia de las personas en un 30%»
Es la primera española que se presenta a este cargo y una de las primeras mujeres que lo ocuparía, ¿qué importancia le concede a esto?
De los 21 presidentes que ha tenido Wonca a lo largo de su historia, que comienza en 1972, 17 han sido hombres. En caso de salir elegida sería la quinta mujer consecutiva en ocupar este cargo, después de Viviana Martínez-Bianchi, de Estados Unidos, que tomará posesión el próximo septiembre. Supondría un refuerzo del liderazgo femenino en la medicina de familia y en Wonca en concreto. La feminización de la profesión médica está creciendo, sobre todo en la medicina de familia. De alguna manera mi candidatura es el reflejo de este liderazgo compartido y transformador de la atención primaria cultivado y trabajado a lo largo de los años por muchísimas mujeres médicas de familia que poco a poco van alcanzando puestos de decisión.
¿Cuándo es la elección?
Se celebrará en la asamblea mundial de Wonca que será en Lisboa del 13 al 15 de septiembre. Para mí es un orgullo competir con los otros dos candidatos, los doctores Mehmet Ungan de Turquía y Sri Ranjan de Sri Lanka, que son muy sólidos y tienen un conocimiento profundo de la organización en la que llevan muchos años trabajando. El que salga permanecerá dos años de presidente electo junto a la presidencia y otros dos años estará al frente.
«En caso de salir elegida sería la quinta mujer consecutiva en ocupar este cargo. Supondría un refuerzo del liderazgo femenino en la medicina de familia y en Wonca en concreto»
¿Qué objetivos se plantea si llega a presidenta?
Mi candidatura tiene un lema claro, que los sistemas de salud con una atención primaria fuerte son eficientes, más equitativos y obtienen mejores resultados en salud y que en ella los equipos liderados por médicos de familia marcan una diferencia sustancial. Invertir en medicina de familia no es un gasto, sino que es la mejor inversión para garantizar la salud de la población y hay que convencer de ello. Uno de mis objetivos es reforzar los equipos de atención primaria multiprofesionales, con especial atención a las zonas rurales y las comunidades más desfavorecidas, en los que profesionales médicos, de enfermería, fisioterapia, trabajo social y administrativos trabajemos coordinadamente resaltando aquellas capacitaciones y competencias que cada uno podamos aportar. Otro tema importante es integrar la medicina de familia en las facultades de todo el mundo para asegurar un relevo generacional. Necesitamos sembrar la semilla de la medicina de familia desde el inicio de los estudios de grado y hacer que los estudiantes roten por centros de salud durante todos los años de la carrera para que se familiaricen con la forma de trabajar y la experimenten a lo largo de sus seis años de formación. Además pretendo dar mayor visibilidad e influencia global a la medicina de familia tanto en debates de política sanitaria internacional como en la OMS y en la ONU. También es fundamental impulsar la colaboración con salud pública y reforzar la relación con las comunidades con propuestas de prescripción social, como los paseos por la naturaleza que se han implantado en Aragón.

María Pilar Astier-Peña en su consulta del centro de salud Universitas de Zaragoza. Víctor Serrano
La medicina de familia debe ser muy diferente según los países, los hay más o menos desarrollados, inmersos en conflictos bélicos… ¿hay algún denominador común en todos?
La medicina de familia comparte unos valores comunes como la cercanía al paciente, facilitar la accesibilidad a ella, sobre todo ahora en muchas zonas que están viviendo momentos muy complicados, y la equidad. Desde ella hay que tener una visión integral de la persona a la hora de abordar sus problemas de salud y garantizar la continuidad de cuidados a lo largo de la vida. Sin olvidar que siempre debe estar vinculada a ese compromiso comunitario con el barrio para generar una salud global. Aunque los sistemas sanitarios sean distintos en cuanto a la manera de financiarlos, y también en la organización del trabajo, la manera de cuidar de los pacientes tiene estos denominadores comunes.
¿Cuál es el mayor reto de la atención primaria a nivel mundial?
Creo que el reto más crítico es la desigual distribución de los profesionales de la salud, particularmente dentro de los equipos de atención primaria. Hay una falta de reposición de los profesionales que se van jubilando. Se producen desiertos médicos no solamente en países menos desarrollados o con menor implantación de sistemas de salud, sino también a nivel europeo, en Francia, Reino Unido, los países escandinavos y también España. La Organización Mundial de la Salud ha hecho una serie de estudios para describir cuáles son las peculiaridades de esta situación en todos los países europeos y ha lanzado unas propuestas basadas en compartir las buenas experiencias. Los países escandinavos, por ejemplo, han desarrollado muchísimo la telemedicina. Dinamarca cuenta con centros de salud móviles que van de pueblo en pueblo con la historia clínica de los pacientes y la dotación tecnológica necesaria para tener capacidad diagnóstica. En Wonca tenemos un programa de acreditación de la formación de medicina de familia como especialidad que apoya a diferentes países que están comenzando a diseñar currículos formativos de capacitación avanzada para mejorar el proceso diagnóstico en medicina de familia. Por su supuesto, para acometer todo esto hace falta inversión y mejorar las condiciones de trabajo de los facultativos.
«Dinamarca cuenta con centros de salud móviles que van de pueblo en pueblo con la historia clínica de los pacientes y la dotación tecnológica necesaria para tener capacidad diagnóstica»
¿Estos consultorios móviles se podrían aplicar en Aragón?
Hay bastantes estrategias interesantes que se están desarrollando, pero que no se pueden trasladar directamente de un país a otro sin tener en cuenta el contexto. Sí que podrían ayudar. También hay otros modelos en los que se potencian las competencias avanzadas en enfermería y nosotros debemos consolidar las enfermeras especialistas en medicina familiar y comunitaria. Igual ocurre con la especialización de los administrativos, que tienen que hacer una primer acogida al paciente y manejar información confidencial y prácticamente los mismos programas informáticos que los médicos.
¿Cómo ve esta especialidad en España en comparación con la de otros países europeos?
España siempre ha sido un referente para muchos países en cuanto a un sistema de salud basado en una atención primaria bien estructurada y territorializada en zonas básicas de salud, lo que garantiza la presencia de un equipo de profesionales. En otros sitios los médicos de familia no tienen por qué estar ubicados en un territorio específico, sino que se instalan para dar asistencia en aquellas áreas que consideran que son más interesantes para ellos. No hay una territorialidad que garantice la accesibilidad. La cofinanciación de los medicamentos también es una ventaja. También nos diferencia la implantación de modelos de prescripción social en colaboración con ayuntamientos y colectivos. En otros sistemas estas conexiones no son tan claras y no se comparte tanta información de una persona entre el sistema de salud y los servicios sociales, lo que permite tener una visión global del paciente. Pero existen riesgos de perder este liderazgo, puesto que se necesitan recursos y a veces se trabaja en unas condiciones precarias. La retribución económica en otros países es mayor y se reconocen las competencias avanzadas. También se compatibiliza más con la docencia y la investigación, lo que resulta un estímulo para los profesionales.
«Necesitamos sembrar la semilla de la medicina de familia desde el inicio de los estudios de grado y hacer que los estudiantes roten por centros de salud durante toda la carrera»
¿Qué soluciones hay para el déficit de médicos de familia?
Lo primero, que todos los estudiantes de medicina la conozcan en primera persona desde el inicio de sus estudios y roten por centros tanto urbanos como rurales. Luego, mejorar las condiciones laborales. Cada vez tenemos menos tiempo en las consultas para atender a unos pacientes que cada vez son más complejos y con numerosos problemas crónicos. Por ello hay que fomentar el trabajo en equipos multidisciplinares, definiendo tareas y competencias. También hay que visibilizar que el médico de familia es especialista en personas y en la comunidad y tiene capacidad de liderar esa coordinación asistencial sobre el paciente, aconsejar y tomar decisiones compartidas con los pacientes sobre las propuestas de tratamiento a mantener en el tiempo y reforzar las recomendaciones que se han hecho desde las diferentes especialidades para conseguir los mejores resultados a largo plazo. Por supuesto, todas estas iniciativas necesitan un presupuesto, recursos económicos.
En el caso concreto de la Universidad de Zaragoza, ¿cómo podría mejorarse la formación en medicina de familia?
Lo que nos haría falta es tener un poquito más de transversalidad con otras especialidades. La Universidad ya está fomentando las rotaciones rurales con estudiantes durante el verano, lo que es positivo, y sería interesante que se pusieran en marcha desde el primer año y se asignaran a un centro de tal manera que esa conexión se mantuviera a lo largo de los seis años de la carrera.
¿Qué le llevó a decantarse por la medicina de familia?
Primero hice la especialidad de medicina preventiva y salud pública, que inicialmente me daba una perspectiva global, y luego hice la transición hacia la primera línea para conocer de primera mano por qué a veces las políticas de salud no acababan de aterrizar en la realidad. Son dos especialidades que considero muy complementarias.
Fuente: Heraldo de Aragón




